Se desvanece el silencio.
El insoportable murmullo de una herramienta oxidada taladra mi mente con su ensordecedor ruido.
A lo lejos, tu descuido.
La sombra de un desdeñado velo.
Dibujando el alma
Un ensombrecido cuerpo.
Figura de aquel gigante
que la noche hizo pequeño.
Sin látigo, me fustigas
Me golpeas en la cabeza
Arrancándome la ira,
la improvisada nobleza
de una pueril sonrisa
Cuando invocas a la bestia.
Bella criatura, dormida.
Entre sábanas de seda.
De almohadas mullidas
De noche de luna llena.
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