Media Luna

Se acercó silenciosamente a su cama esperando encontrarla dormida. Le encantaba ese momento en el que, después de que la noche la despertara para contarle algún secreto, regresaba cansada a su lecho y la encontraba allí, ocupando un espacio de su cama.

El intenso calor de aquellas noches la había desnudado despacio y una sábana desgastada cubría la mitad de su cuerpo. Al acercarse a ella abrió sus ojos y le dijo: “ven y acurrúcate aquí conmigo.”

Al no esperar aquel susurro permaneció inerte a la orilla de su cama que ya no sabía si también era la suya o se había quedado dormida en otra habitación y soñaba dentro de un sueño. Se perdió en esa mirada que hacía meses que buscaba a la vez que el tiempo se llenaba de agujeros negros que le indicaban las diferentes salidas. Si se quedaba allí más tiempo estaba perdida, pero aquél “ven” seguía resonando en su cabeza y sus ojos no querían hallar otro destino.

¿Hasta que llegue el sol para ver somo te pierdes en su abrazo?” – respondió con miedo. Mientras ella, en primera linea de fuego, le volvía a disparar con su mirada.

Virginia le tomó la palabra, aún sabiendo que Lorenzo llegaría en pocas horas para llevarse el cuerpo. – “En mi memoria ya no hay lugar para los vivos.” – La calidez de su piel le mostró la cercanía del astro, pero ellas seguían cubriendo con besos la desnudez de sus almas. Arañando los segundos, minutos y horas no consiguieron que el tiempo les regalara, al menos, un día. – ¿Te hablo o te beso?… te beso mientras te digo adiós con la mirada. Pero si se me escapa un te quiero guárdalo en una caja y ábrela sólo cuando me eches de menos. Una bailarina en tu mente iniciará la danza hasta que tu memoria despierte y nuestro verdugo se vaya. Me quedaré hasta septiembre como la asignatura pendiente que me hará repetir curso una y otra vez.“Cierra los ojos y duerme, amor, que ya está aquí la mañana.”