Gente grande en un mundo pequeño, y gente que se siente pequeña en un mundo demasiado grande.
A veces querrías verlo todo, como cuando intentas aprovechar al máximo un viaje. Otras, puede llegar a aturdirte salirte del camino que ya conoces.
La calle que te lleva al trabajo, la tienda de la esquina. Ese gente que a veces te molesta tanto como te importa.
Se estrechan las paredes de tu casa creando un muro de protección donde, sin a penas darte cuenta, construyes ese pequeño mundo adosado al anterior.
No sabes en qué momento se volvió demasiado grande. Tú siempre te sentiste cómoda en espacios más pequeños. Pero sabes que es tu mundo, y que no debes tenerle miedo.
Formas parte de él, tanto como los demás. Tu forma de verlo y sentirlo no tienen un sello de exclusividad. Tu pensamiento es tan individual como colectivo, dependiendo de si te lo quedas, o lo compartes.
Las paredes se estrechan pero la puerta sigue estando en el mismo sitio. No tener una mirilla, sumado a mi enorme curiosidad por las cosas me animan a abrirla.
Nunca pensé que pudiera usar esta frase aquí, pero: «Hola mundo»