Quizás más despierta durante la pandemia, aunque muchos no lo pudieran ver . Ahora que volvemos a una normalidad anormal me doy cuenta de que ciertas libertades nos hacen caer en la falta de solidaridad, de empatía, de AMOR en mayúsculas porque amar la vida no debería empezar por uno mismo cuando hay personas que lo hacen tan por encima de todas las cosas que se olvidan de que matan el origen de lo que les hace respirar. Cada vez noto más la falta de oxígeno. El latir de la Tierra se vuelve debil porque sus venas están taponadas y rara vez se queja, pero si pones atención escuchas como se queda sin aire.
Nunca amenaza con un último suspiro. En ocasiones se cobra parte de lo que le quitamos, de lo que le seguimos robando. Con o sin conocimiento de ser culpables o cómplices, o las dos cosas a la vez, de una muerte anunciada, miramos cada día para otro lado, el que más nos conviene. Nos preocupamos de todo menos de dónde sale el aire que llena cada segundo nuestros pulmones, cada día, mes, año… nos lo ofrece gratis, en un mundo donde todo se compra y se vende.
Declaración de conciencia. Vivir el presente. Darle la mano. Echar la vista atrás para enmendar los errores. Utilizar la información que antes desconociamos, sonreirle de vez en cuando… Ofrecerle una caricia, una palabra bonita, mimar la Tierra. Hoy quiero darle las gracias por cada rayo de sol que ha calentado mi piel, por el oxígeno que nos da vida, a pesar de que seguimos maltratando la fuente, y por ese mar inmenso. y esa tierra que nos llena de energía.