Desde el Cielo II

Virginia Woolf.

Salto en el tiempo. De Edgar Alan Poe a Sylvia Plath y de Sylvia a Virginia. O Kurt Cobain, Amy Winehouse y de Amy, a mil golondrinas.

Volaron… dejaron su rima, pero escaparon. A pesar de la poesía no quisieron quedarse. Antes o después todos lo haremos. Por eso es tan importante no disparar al cielo sino contemplar el vuelo de un ave y aprender a planear para cuando nos llegue ese momento de desaprender lo aprendido mientras pisábamos un suelo firme.

La cueva.

Pasadizos marinos de piedras apiladas en perfecto orden y que el mar había erosionado con el tiempo dejando una entrada hacia lo que parecía una cueva submarina y que, como niños que no huelen el peligro, decidimos investigar.

Siempre guardamos el secreto de que, aquel pasillo de corales por el que buceamos mientras aguantábamos la respiración unos diez o veinte segundos, (dependiendo de lo rápido que movieras tu cuerpo) nos llevó directamente al interior del Club Náutico y a su piscina de agua salada.

El paisaje había cambiado totalmente y parecíamos polizones de un barco recién atracado.

Llenos de alquitrán nadamos en un agua que ya no nos correspondía y, como los tres lo sabíamos, disfrutamos de aquella aventura con cierto temor a que nos descubrieran. Así fue como, aquella tarde, nos colamos sin querer en uno de los Clubes más exclusivos de la ciudad.

Efecto 2000.

Cuando pensaba que no podía llegar nada peor, llegó el cambio de siglo. Qué década más pesada. Conocía a gente pesada, a mucha gente pesada, pero el año 2000 fue la cosa más caótica que me podía pasar. Fue tan horrible que lo olvidé, lo enterré en mi mente y ahora, que quiero hacer un resumen de cómo fue, solamente se que fue malo. Los hijos del dos mil tenían en su poder el cambio, el salto a una nueva era… pero el avance tecnológico los volvió perezosos. Si la mayoría de las cosas se podían hacer sentados para qué movernos.

Perdimos la cinética y nos volvimos esclavos.

Rutina Laboral

No sé si me gustaba menos ir al colegio que ir ahora a trabajar, pero por ahí está. Por lo de ahora me pagan y, por desgracia, el dinero es necesario para vivir. Y digo por desgracia porque estaría bien que tuviéramos todos nuestras necesidades básicas cubiertas de por vida y el dinero sólo sirviera para disfrutar plenamente de los momentos de ocio. Que los recursos naturales fueran absolutamente de todos sin ejercer el abuso sobre ellos. Quizás, respetaríamos más la naturaleza y cualquier fuente de vida. Juntos, en la riqueza y en la pobreza, unidos en un matrimonio. Cuidándonos tanto a nosotros como a nuestro entorno. Una utopía más…

Autor: diarioderegistro

De paseo por el mundo terminé viviendo en él.

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