Desde el Cielo III

TEJADOS

Las azoteas transitables de aquellas casas terreras, construidas en hilera y donde, a veces, podías ser testigo de muchas historias, sobretodo si eras un niño, o un delincuente.

Esos tejados llenos de planchas que cuando soplaba fuerte el viento parecían que iban a salir volando se convirtieron, durante un tiempo, en el escenario de muchos juegos donde creíamos ser exploradores en busca de algún tesoro.

Eran casitas pequeñas donde se aprovechaban muy bien los espacios y aunque la mayoría no disponían de una escalera fija que les diera acceso a la parte de arriba, cada familia encontró la forma de darle vida a sus azoteas. Allí podías encontrarte alguna cabra, gallos, perros, o incluso personas. En estos casos, sus cuatro paredes y un techo, se reducía a un pequeño espacio dónde se había improvisado un cuarto tipo trastero.

Los ochenta se convirtieron también la vía de escape de algunos gamberrillos que saltaban de una casa a otra desde sus azoteas hasta terminar en algún sitio donde podían “darle esquinazo” a los torpes agentes que tuvieron que aprender que, en aquellos barrios, la realidad a veces superaba a la ficción. Mientras tanto, el Cachimba, el Cambao, el Caballo y el Burra siguieron teniendo el control de aquella calles durante muchos años.

LA MOVIDA CANARIA

Nunca parecía estar de moda en las televisiones. Nadie habló de la movida canaria. Aquí la gente se vestía de gala para salir por la noche. Fue por aquel entonces cuando se estableció la noche del jueves como el preludio de un buen fin de semana.

Cambiamos la biblioteca por el bar de copas que pusimos de moda en lo noventa y que era propiedad del hermano mayor y un amigo de uno de los del grupo.

“El Cielo” se convirtió en nuestro punto de encuentro y en el de otros muchos durante bastantes años. Luego, cambiamos nuestro sitio de confort de copas gratis y cercanía al hogar, por el sur de la isla. Llegar ya era una aventura porque ninguno de nosotros tenía carne de conducir, así que, la gente empataba viernes y sábados durmiendo en alguna playa de día y retomando las discos por la noche. El hambre y la falta de higiene parecía importar poco si se ponía por delante “un fin de semana de marcha en el sur”.

VÍCTIMAS

La llegada de la heroína a España, junto con el desconocimiento de los jóvenes que comenzaron a consumirla, dejó númerosas victimas a mediados de los ochenta. Si tenías suerte no había ningún familiar ni amigo entre ellas, pero seguro que sí el de alguien que tú conocías. En mi barrio hubo victimas cuyo principal verdugo fue esa droga que, más tarde, traería otras.

La policía ya no corría detrás de nadie. Al parecer ya “nadie” tenía prisa. Se acabaron los planes de huída por las azoteas y aparecían jeringuillas y agujas por las calles, junto a los chicles pegados en el suelo, junto a la basura acumulada en la esquina, junto a las ruedas de los coches que, a veces, también aparecían rajadas.

El barrio alcanzó su punto más alto de pobreza cuando muchas familias se vieron afectadas por el mounstruo de la droga que se comía a sus hijos, y también las calles en las que se criaron. Se alimentó de la desesperación, del miedo, la angustia y del sufrimiento. El cielo se llenó de nuevas estrellas que darían luz a las farolas de las calles que llevaban tiempo fundidas para dar comienzo a una nueva era de despertar.

Autor: diarioderegistro

De paseo por el mundo terminé viviendo en él.

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