Tras un día un poco extraño decidí no volver a casa aquella tarde sino seguir caminando sin rumbo. Sin pensar en qué momento ni en qué lugar me detendría.
Mi mente parecía haber desconectado de mi cuerpo. Sentía la autonomía de mis pasos sin importarme hacia donde me llevaban. Lo que veía a mi alrededor ya ni siquiera me resultaba conocido. El sitio donde estaba no parecía haber estado allí siempre porque, aunque también perdí la noción del tiempo, el paisaje me resultaba de otra época.
Varias sensaciones hicieron despertar mi cuerpo. Desconcierto, miedo, angustia, hasta que de repente empecé a sentir una extraña nostalgia. Aquel lugar empezaba a resultarme conocido, pero seguía fallándome el tiempo.» Creo que se donde estoy, pero no en qué momento».
Miré a mi alrededor. Una calle empedrada que me llevaba hasta un pozo, y al lado, una pila llena de agua fresca como la que había en el patio de la casa de mi abuela. «La pila de la casa de abajo».
Mi cara cambió de expresión y entendí la nostalgia que, en pocos segundos, se había transformado en felicidad. El miedo y la angustia se habían disipado. Me sentía bien entre aquellos recuerdos. Aunque en mi infancia el pozo y la pila no pertenecían al mismo escenario, pude reconocer auquellas piezas como parte importante de mi niñez. Me di cuenta de como un simple recuerdo puede cambiar tu estado de ánimo.
Lo que pasó luego tiene aún más misterio, cuando probé el agua fresca de aquella maravillosa pila. Volví a mirar a mi alrededor y el paisaje había cambiado. La calle se había llenado de gente. A ambos lados de la carretera habían numerosos puestos donde algunos vendían objetos de artesanía, otros, frutas y verduras, juguetes, cintas de video… Según caminaba por aquella calle que minutos antes estaba desierta, me encontraba con más puestecillos llenos de gente. Me pareció que podía ser una especie de rastro, pero, ¿cómo apareció allí en tan pocos minutos? ¿Y quién compra cintas de video hoy en día?
A mi mente le tocaba el reto de enteder lo que estaban viendo mis ojos. Llegué a pensar que era un sueño, pero esas personas estaban ahí. Sus voces me recordaban a otras voces del pasado. Aquella calle, sus olores, los objetos… tenía que descubrir que me estaba pasando.

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Muchas gracias!
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De nada!
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